Europa Directo Ciudad Real

La Unión Europea es hoy una realidad, desde la oficina de Europa Directo de Ciudad Real informamos a toda la ciudadanía sobre las políticas de la UE, tus derechos como ciudadano europeo, los programas de estudio y ofertas laborales en otros países de la Unión, así como de aspectos de la cultura y la Historia de Europa. En este blog queremos dar a conocer nuestras actividades, los eventos llevados a cabo desde nuestro Centro o en los que hemos participado, y en definitiva dar a conocer a nuestros lectores la Unión Europea.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

La Europa de los ciudadanos y ciudadanas.

Este año se cumple el 30º aniversario del ingreso de España y Portugal en la entonces Comunidad Europea, desde aquel momento histórico y hasta hoy los avances que ha experimentado nuestro país han sido considerables en todos los aspectos, y con ellos las ventajas para los ciudadanos y ciudadanas de Europa que han pasado a ser también partícipes de un proyecto social y político más grande, un proyecto que sobrepasa los límites nacionales, se han convertido en ciudadanos de la segunda democracia más extensa del mundo, y la primera en cuanto a políticas sociales – dentro y fuera de sus fronteras – y Estado del Bienestar. La ciudadanía europea es un logro, pero aún hay mucho que recorrer para alcanzarla de forma plena.


En palabras de un filósofo y pensador español de nuestra época: “la idea de una ciudadanía europea es casi tan antigua como la propia idea de Unión Europea”. Podría situarse los orígenes de esta aspiración en el contexto de la segunda posguerra mundial, cuando los deseos de unidad y solidaridad entre los pueblos recorrieron todos los rincones del viejo continente, sin embargo, nos atreveríamos a decir que la idea de ciudadanía común es incluso anterior en muchos aspectos, superando incluso diferencias y barreras ideológicas, y la prueba de ello la tenemos en dos hechos, considerados como unos de los primeros hitos de este proceso: el “Manifiesto de Ventotene”, escrito en Italia antes incluso de finalizar la II Guerra Mundial (en 1941) y el informe de Leo Tindemans, de 1974.

En la Italia fascista un grupo de presos políticos, ligados la mayoría de ellos al Partido Comunista Italiano, y entre los que destacarán Altiero Spinelli – considerado hoy uno de los Padres Fundadores de la Unión Europea – redactaron de forma clandestina y en distintas lenguas el llamado “Manifiesto de Ventotene” en el que abogaban por el federalismo europeo. Idea que no solo encontramos en los movimientos de Resistencia de izquierdas, sino también en el campo liberal, combatiente igualmente del fascismo y el nazismo, con la diferencia que en este caso abogaban más por las reformas que por la revolución social, y no veían incompatible una Europa unida, y a la vez integrada en el bloque capitalista occidental (la OTAN y los beneficios del Plan Marshall), es el caso del proyecto de Leo Tindemans, político belga democratacristiano, aunque muy concienciado con los problemas de la clase obrera en su país que, a principios de los 70, abogó en un informe por una Europa federal en la que la ciudadanía común jugase un papel fundamental.
 
Altiero Spinelli, político italiano y uno de los considerados "Padres de Europa".

Son solo los inicios de un ambicioso y esperanzador proyecto, no carente de obstáculos, pero desde entonces se han sucedido algunos otros hitos importantes: en 1988 una delegación española en el Consejo Europeo celebrado en Roma presentaba un proyecto de ciudadanía común, y dos años más tarde se daba un avance importantísimo en este aspecto con el Tratado de Maastricht.
 El reciente fracaso del Referéndum sobre la Constitución Europea ha supuesto cierto freno a un proceso que parecía imparable y que se encontraba en una fase bastante avanzada, aunque el Tratado de Lisboa haya contribuido a “rescatar” en cierto modo las bases de este proyecto, nos encontramos ante un contexto histórico nuevo, las crisis económicas y humanitarias que está viviendo Europa, entre las que destaca la llamada “crisis de los refugiados”, están poniendo a prueba la solidaridad entre sus Estados miembros, han surgido recelos entre la opinión pública y ha crecido el euroescepticismo incluso en los países fundadores de la Unión y donde más fuerza y raigambre ha tenido siempre la idea de ciudadanía europea, no obstante, los logros alcanzados están ahí, son innegables, y las dificultades abordadas en el pasado también fueron de peso, por lo que somos muchos los que tenemos esperanzas en la continuación de este proyecto, en la ampliación de los derechos de ciudadanía europea.


España en la Unión Europea, 3 décadas de avances y retos.

El 12 de junio de 1985 se firmó el Tratado de Adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, cuya entrada se hizo efectiva el 1 de enero del año siguiente, de 1986, junto a Portugal, celebrándose con un doble acto en Lisboa y Madrid. En la Sala de Columnas del Palacio Real de Madrid tuvieron lugar los discursos del rey Juan Carlos I y el entonces presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, en lo que constituyó la culminación de un proceso iniciado años antes cuando en 1977, en plena Transición hacia la democracia en nuestro país, el presidente Adolfo Suárez presentó la solicitud de ingreso al Consejo de Ministros de las Comunidades Europeas, y 8 años más tarde, el entonces presidente del gobierno español, Felipe González Márquez; su Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán; el Embajador de España ante la Unión Europea, Gabriel Ferrán; y el Secretario de Estado encargado de las Relaciones con las Comunidades Europeas, el ciudadrealeño Manuel Marín, firmaban el Acta de Adhesión, posteriormente ratificado por unanimidad en el Congreso.


Se trataba de algo más que un mero hecho institucional o protocolario, con la firma de este Tratado España ponía fin a un pasado de aislamiento, a un pasado de autoritarismo, consolidaba su aún joven y frágil democracia e iniciaba una aceleración sin precedentes de su proceso de modernización a todos los niveles, social, político, económico, cultural…, “el Plan Marshall que España nunca tuvo”, como se le ha llegado a denominar recientemente.


Hoy, a algo más de 30 años de aquel histórico acontecimiento, todos los ciudadanos y ciudadanas, principales artífices y protagonistas de este proceso histórico, podemos hacer balance sobre las repercusiones que ha tenido para nuestro país, como ha cambiado en estas últimas décadas, tal y como ha hecho la oficina del Parlamento Europeo en España.

La economía española ha sido una de las principales beneficiarias de este proceso histórico, el Producto Interior Bruto de España (PIB) se ha doblado en los últimos años recortando distancias con respecto a la economía de los Estados más prósperos de la Unión Europea. La integración europea ha hecho que España se beneficie de los instrumentos de Asistencia Financiera existentes, las contribuciones financieras de todos los Estados miembros se reparten equitativamente conforme a recursos, subvenciones, préstamos y otro tipo de financiación, los fondos comunitarios han contribuido igualmente a paliar las diferencias económicas entre regiones dentro de España.


Todos nuestros sectores económicos se han visto modificados de forma positiva por la política comunitaria, así, de un sector primario prácticamente autárquico y atrasado, escasamente mecanizado y donde el campesinado estaba avocado a la pobreza o a la emigración a ámbitos urbanos o incluso al extranjero de forma estacional, nos encontramos hoy con una agricultura, ganadería y pesca altamente competitiva, y un mundo rural habitable y socialmente avanzado. Aunque aún queda mucho por avanzar en cuanto a desarrollo rural, España ha sido hasta el momento uno de los principales beneficiarios de los fondos comunitarios en cuanto a política agraria, el segundo después de Francia. La Política Agraria Común ha hecho que nuestro campo sea cada vez más competitivo, que los agricultores gocen de seguros y ayudas laborales, y que se potencien otras formas de riqueza como el turismo rural.

La pesca también ha sido un sector que ha crecido en las últimas décadas, pasando España a ser el principal exportador comunitario y beneficiándose de acuerdos pesqueros con terceros países, como Marruecos o Mauritania, cuyos caladeros son vitales para nuestra flota pesquera.

Las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) constituyen la espina dorsal de la economía española actual y se han visto beneficiadas por la integración europea en el sentido de la existencia de fondos financieros a los que pueden optar, así como una apertura de sus negocios a nivel europeo e internacional. Nuestra industria no solo ha multiplicado sus exportaciones y se ha expandido dentro de la Unión sino también con respecto a terceros países, tal y como podemos comprobar con el reciente caso del Tratado Comercial con Estados Unidos. En 1995 se firmó en Madrid la llamada Agenda Transatlántica, acuerdo que ahora beneficiará a España sobre todo en cuanto a volumen comercial.


Pilar fundamental del desarrollo comercial ha sido también el desarrollo de los transportes. En 1986, España, Portugal y Grecia contaban con la red de transportes más deficitaria de todo el continente, hoy y gracias a los fondos comunitarios recibidos España ha mejorado en cuanto a su red de carreteras (pasando de los apenas 400 Km. de autopistas y autovías con los que contábamos a principios de los 80 a una red actual con más de 14.000 Km.), líneas férreas de alta velocidad comparables a las de otros países como Francia, e infraestructuras aeroportuarias y portuarias.


El turismo es otro sector fundamental de la economía española, y actualmente uno de los que más empleo genera en toda Europa. España es hoy la tercera potencia turística del mundo (después de Francia y Estados Unidos) por la gran variedad de paisajes, ciudades, regiones, de la que hace gala y por tanto presenta una gran oferta en cuanto a ocio, cultura, deportes, y en general actividades de tiempo libre. Todo ello ha mejorado en las últimas décadas gracias a las inversiones comunitarias en infraestructuras, a los avances en el transporte y los medios de comunicación, y a la apertura de fronteras y libre movilidad de ciudadanos de toda la Unión Europea. Actualmente, el Parlamento Europeo esta promoviendo una directiva sobre paquetes turísticos que conllevará una mayor protección y seguridad jurídica a los turistas que viajen por Europa y a las empresas dedicadas a este sector. 

Estos avances en materia económica han sido posibles entre otros muchos factores gracias a la lucha de la Unión Europea contra la evasión fiscal y el blanqueo de capitales. Los Estados miembros cuentan con soberanía fiscal, pero ceden competencias a la Unión Europea en este ámbito, a parte se está trabajando en la creación de una nueva fiscalidad europea.

Las políticas en materia económicas se desarrollan además en consonancia con el respeto y la preservación del medio ambiente, para ello la Unión Europea cuenta con programas de ayuda como LIFE y Red Natura 2000 que garantizan a través de fondos comunitarios los ecosistemas y espacios naturales de cada Estado miembro. En este sentido destacar que nuestro país es el Estado con mayor superficie protegida de toda la Unión Europea (210.000 Km2, de los cuales 137.000 son terrestres y 72.500 se corresponden con la superficie marítima).
Todos estos avances en materia económica carecerían de sentido sin su vertiente social, en este aspecto los españoles como ciudadanos europeos que somos hemos alcanzado mayores cotas de participación democrática, defensa de nuestros derechos y mejoras sociales.

Europa es hoy el continente con mayores avances en política social, sin embargo aún queda mucho por alcanzar. La Unión Europea trabaja en temas como la igualdad de género, la lucha contra el racismo y a favor de la integración, y la ayuda a los más desfavorecidos no solo dentro de sus fronteras sino también a nivel mundial.

Los jóvenes son hoy los principales perjudicados por la actual crisis económica. Con ayudas comunitarias se ha puesto en marcha el Plan de Garantía Juvenil con el fin de facilitar el acceso al empleo, la formación y las prácticas profesionales a los jóvenes menores de 25 años. La ayuda a los estudiantes, sector que ha crecido en los últimos años en nuestro país, por parte de la Unión Europea se ha materializado en los numerosos programas de movilidad, formación e intercambio desarrollados en los últimos años, es el caso del programa Erasmus+, que se creó precisamente al poco tiempo de ingresar España en la Unión Europea y del que cada año se benefician más estudiantes universitarios, nuestro país es además destino principal y predilecto de multitud de estudiantes de todos los países de Europa.

Los proyectos comunitarios destinados a la Investigación y el Desarrollo (I+D) han contribuido a crear la generación de jóvenes más preparada de la Historia, a esto se puede sumar la apertura de fronteras que ha supuesto la integración de España en la Unión Europea presentando ante estos jóvenes todo un campo de posibilidades para formarse, aprender idiomas e incluso encontrar nuevas salidas profesionales, sin embargo, la situación actual de crisis, que afecta sobre todo a los Estados del sur de Europa, presenta un nuevo reto, una asignatura pendiente, la llamada “fuga de cerebros”. Se aspira a que la salida laboral o educativa a otros Estados miembros de la Unión sea siempre una cuestión de preferencia personal, opcional, y no de mera necesidad.


Otro reto actual de la Unión Europea, y que como hemos tenido la triste ocasión de comprobar recientemente supone un drama humanitario, es el problema emigratorio. Europa históricamente ha sido un continente caracterizado más por ser destino de población que se dirigía a otros países del mundo que por recibir emigrantes, prueba de ello son las poblaciones de origen europeo de los llamados “países nuevos” u “otras europas” (Norteamérica, Australia, Nueva Zelanda, cono sur de América Latina) o las regiones que fueron colonias de países europeos, pero a partir de la II Guerra Mundial y como consecuencia del gran crecimiento económico de Europa Occidental y su estabilidad política y social se inició el proceso inverso y el viejo continente se convirtió en destino de emigrantes llegados de todos los rincones del globo, hoy gente de los países más desfavorecidos llaman a las puertas de una Europa más próspera en busca de una vida mejor, y aunque cada Estado miembro cuenta con plena capacidad de decisión en materia de emigración, la Unión Europea tiene competencias legislativas en áreas como la vigilancia de fronteras, la política de asilo y la libre circulación interna. En 2004 se crea Frontex, la Agencia Europea para la Gestión de Fronteras Exteriores con el fin de combatir y perseguir a las mafias traficantes de seres humanos y garantizar la seguridad en nuestras fronteras donde en ocasiones pierden la vida estas personas que intentan llegar a Europa. Por otra parte la política de asilo debe garantizar unas condiciones de vida dignas para los emigrantes asentados en los Estados miembros, velar por la plena integración y el respeto de sus derechos, así como combatir la discriminación y el racismo que puedan sufrir en las sociedades de acogida. La Unión Europea establece en este aspecto un reparto de responsabilidades y planes de acogida más equitativos para refugiados y víctimas de catástrofes naturales o humanitarias.


La Unión Europea vela por nuestros derechos como ciudadanos, en fecha tan temprana como 1975, las autoridades europeas ya comenzaron a proteger los derechos del consumidor, desde esa fecha hasta la actualidad, en la que se está regularizando el sistema de roaming en el uso de la telefonía móvil dentro de Europa, se han dado avances de todo tipo: protección y mejora de los derechos de los pasajeros aéreos; control de la calidad de los productos alimenticios que llegan a la mesa del consumidor, con la creación en 2001 de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaría; o la modernización de la Leyes de Protección de Datos de 2005, puesta al día por las necesidades derivadas de los nuevos avances en informática e Internet.

En el ámbito sanitario, la calidad y eficacia del sistema de la Sanidad Pública del Estado español, reconocidas por las autoridades sanitarias europeas, ha hecho de los ciudadanos españoles uno de los sectores sociales con mayor facilidad de acceso a la sanidad, y la población más longeva de la Unión Europea. Ejemplo de ello es el hecho de que la Organización Nacional de Transplantes haya servido de modelo para la Directiva Europea sobre calidad y seguridad de los transplantes de órganos, aprobada por el Parlamento Europeo en 2010. En este aspecto la Unión Europea ha contribuido también con la creación de la Tarjeta Sanitaria Europea que cubre de asistencia sanitaria a sus usuarios en cualquier Estado miembro donde se encuentren.
La cultura ha experimentado avances significativos y mejoras con la incorporación de España a la Unión Europea, hoy nuestros estudiantes universitarios son estudiantes europeos que pueden viajar y formarse en cualquier rincón del continente, al igual que la apertura de fronteras pone a disposición de cualquier ciudadano toda una amplia gama de oportunidades para estudiar, aprender idiomas o simplemente viajar y hacer turismo, esa es la riqueza de “la unidad en la diversidad” que representa Europa. Estas manifestaciones culturales, diversidad lingüística, y amplio patrimonio cultural y artístico son difundidos y protegidos por programas comunitarios, concretamente Cultura y MEDIA, que a partir de ahora se verán sustituidos por el Programa Europa Creativa y muchos otros, tales como Sello de Patrimonio Europeo, Capital Europea de la Cultura…etc.

El mundo actual está conformado por grandes bloques económicos o políticos, en este aspecto es indiscutible que el papel de España en el mundo ha crecido, tanto cualitativa como cuantitativamente, desde su integración en la Unión Europea. Las materias de política en Seguridad y Defensa común supervisadas por el Parlamento Europeo han contribuido al mantenimiento de la paz y de la seguridad tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. La Unión Europea es además hoy el principal donante de ayuda para el desarrollo como pone de manifiesto la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO) de la Comisión Europea. El papel que puede jugar España en este aspecto es fundamental, por sus raíces históricas y culturales y por su situación geográfica nuestro país constituye una pieza clave de la política comunitaria, pues puede actuar como puente o interlocutor de la Unión Europea con los países del área mediterránea, norte de África y sobre todo de América Latina. 

España también ha avanzado en cuanto a cotas de democratización interna y de mejora de nuestras instituciones al servicio del ciudadano, de hecho nuestra transición democrática después de la dictadura militar franquista ha sido considerada modélica a nivel mundial, pero esta democratización ha seguido una doble línea al integrarnos en una democracia más amplia como lo es la  Unión Europea. Hoy son varios los canales de participación que la Unión presenta al ciudadano, como por ejemplo la Comisión de Peticiones, en la que se atienden las reclamaciones de los ciudadanos comunitarios que consideran que alguno de sus derechos no ha sido recogido de forma adecuada por las instituciones o se ha visto vulnerado, en este aspecto los españoles estamos entre los ciudadanos europeos que más apelamos al amparo de esta Comisión, al igual que fuimos los segundos que más peticiones presentamos ante el Parlamento Europeo el pasado año 2012. Los temas más demandados por los ciudadanos a estas instituciones europeas son los relativos a los asuntos sociales, la libertad de circulación dentro de Europa y la protección del medio ambiente.

La contribución de España a la amplia democracia europea también ha sido un factor importante: nuestra joven democratización ha servido de modelo a las más recientes transiciones llevadas a cabo en la Europa del este, a raíz de la caída de los regímenes autoritarios del otro lado del entonces llamado “telón de acero” multitud de países del este de Europa comienzan a democratizarse e integrarse en la economía de mercado, la Unión Europea comienza entonces a ampliarse hacia esta región del planeta, se rompe la idea de “las dos Europas”, y la experiencia con respecto a las jóvenes democracias del sur de Europa (España, Portugal, Grecia) juega un papel fundamental en este proceso.

A parte de ello, España ha contribuido con 4 presidencias del Consejo, y su papel es imprescindible en materias como la Política Agraria Común (PAC) o la Política de Pesca Común. España es además el primer Estado en aprobar mediante referéndum la Constitución Europea.

En definitiva los ciudadanos españoles hemos ganado en derechos, mejora económica, bienestar social y poder de decisión democrática en estos 30 años en los que hemos formado parte del proyecto de construcción de la unidad europea.